Más sobre Cibacromos
La serie de los Cibacromos está compuesta por un grupo de imágenes provenientes de una sección del Archivo J.R. Plaza que consta exclusivamente de diapositivas. Cabe recordar que por mucho tiempo las diapositivas fueron el medio de fotografía a color más al alcance de los aficionados, que de otro modo debían contentarse con el uso tradicional de la fotografía en blanco y negro. Hay que tener en cuenta, además, que las diapositivas, por su naturaleza, necesitan forzosamente de un proyector que las “agrande”. De modo que, hasta entrados los setentas, la fotografía a color involucraba una suerte de ritual “revelador” que convertía el acceso a las imágenes en todo un acontecimiento. Por eso es más notable aún que en las diapositivas del Archivo J.R. Plaza haya tal número de “autorretratos” del propio Plaza: un amante de la fotografía, desde luego, pero también del cine. Las diapositivas (junto al súper 8) eran, en ese sentido, la mejor manera de acercarse a la imagen cinematográfica, a escala doméstica, ¡y a todo color! Y no cabe duda de que eso es lo que Plaza tenía en mente, ya que estas imágenes tienen la peculiaridad de ser, sobre todo, variaciones de un mismo tema: él (de ahí que repita las tomas y pose calculadamente para la cámara).
Detrás de las exploraciones (actorales y fotográficas) de Plaza, percibimos la paciente actividad de reconstitución que Bonillas realiza desde el relativo anonimato de sus estrategias de presentación neo-conceptuales. Es él quien, después de todo, vincula los distintos pares de fotos y, más aun, quien recompone la imagen de su abuelo como un posible personaje de ficción, al que vemos ir y venir. Aquí, cada imagen tiene su reverso: su lado B, diríamos. Una mínima variación en la acción que habla de esa capacidad de la fotografía para capturar el instante: solo que aquí el instante es actuado: orquestado con toda precisión.
Para este serie, el artista decidió utilizar directamente las transparencias a color para producir las imágenes que aquí vemos. Este era uno de los usos que originalmente se le daba a las diapositivas; uso que terminó por ser desplazado con el tiempo por la impresión a color a partir de un negativo. El cibacromo es justamente el proceso original por el cual se pasa directamente de positivo a positivo a color; proceso que hoy se encuentra al borde de la extinción, y al que el artista recurre para conseguir esa peculiar coloración intensa y brillante.