Más sobre Décret nº 1
La propuesta para la Exposición Universal de Sevilla de 1992 consistió en colocar algunos textos y pictogramas enigmáticos sobre varios postes señalizadores del recinto. La dificultad de desciframiento para un visitante ordinario le habría obligado a pensar sobre la función comunicativa y estética de esos lugares e, indirectamente, sobre el mensaje mismo (el sentido global) de toda la Exposición Universal.
Juan Antonio Ramírez: Un neorrealismo pauperista
(La contra-arqueología lingüística de Rogelio López Cuenca)
Décret nº 1 tomaba su nombre del “Decreto nº 1 para la democratización de las artes”, publicado en la Gaceta de los Futuristas de Moscú, en 1918, una propuesta para la radical supresión de galerías y museos, al grito de “todo el arte para todo el pueblo”. El título recalcaba la intención de esta obra de emparentarse con una determinada tradición artística y civil de intervención activa, desmarcándose de la común tendencia a interpretar la idea de “arte en la calle” como el mero trasplante al exterior de aquello mismo que se expone dentro de los “templos del arte”. Décret nº 1 no era un monumento ni una escultura, ni un objeto con un valor estético per se, sino una intervención, una inserción en un circuito ideológico. Su objetivo no pudo ser completamente satisfecho, puesto que Décret nº 1 nunca se expuso al público: el día antes de la inauguración oficial, las piezas fueron retiradas y almacenadas, permaneciendo ocultas durante todo el tiempo de la celebración de la Exposición. Acabada la Expo ‘92 pasarían a la colección del el Museo Nacional – Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS, Madrid). Parte de las señales se expondrían públicamente por primera vez en 2004, en la primera edición de la Bienal de Arte Contemporáneo de Sevilla (BIACS). Desde entonces, algunas de las piezas permanecen en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC, Sevilla) y el resto en el MNCARS .