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Tres de las cuatro proyecciones se reparten los colores de los que está compuesta la luz blanca (según el modelo aditivo conocido como RGB, —en inglés, rojo, verde, azul— que es el que se emplea en la fotografía y en los sistemas electrónicos) y proyectan, cada una, la misma imagen ochenta veces seguidas, modificando tan sólo la tonalidad de una diapositiva a otra. Una proyección completa permite así a la imagen pasar de un color primario saturado a su opuesto (expresión de la carencia absoluta del color original), igualmente saturado: del azul al amarillo, del rojo al cian y del verde al magenta.

La cuarta proyección repite ochenta veces la misma fotografía de una nube que se atravesó entre el sol y la cámara de J.R. Plaza en algún lugar de Baja California en agosto de 1982: esta vez, la imagen surge poco a poco de una oscuridad total para perderse paulatinamente en un blanco imperioso.

Las cuatro proyecciones están sincronizadas y justo a la mitad de esas gamas de colores y de intensidades luminosas —cada ochenta diapositivas, pues—, la misma imagen, la original —o, mejor dicho, cuatro copias idénticas de la original—, aparece durante un breve instante.

Bañeras toma su nombre de las tinas naturales talladas en la roca que suelen existir a la orilla del océano y en las que, durante la marea baja, se entibia el agua en ellas prisionera.