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Más sobre De la serie Archivo J.R. Plaza (Reversos)

Como hiciera en Todas las verticales (una obra en la que Bonillas se concentra en el formato vertical de las fotografías de los álbumes del Archivo J.R. Plaza), aquí el artista toma otra decisión sorprendente: no mostrar la imagen, sino el reverso del papel fotográfico; la cara que normalmente no se ve —o que si se ve, no se atiende. Para Bonillas el reverso tiene, no obstante, una relación con la fotografía igualmente estrecha que la de la imagen captada por la cámara.

Se trata, en parte, de una revaloración de ciertos elementos marginales de la fotografía analógica (relacionados, específicamente con la impresión: el tipo y la marca del papel, el formato, el laboratorio de revelado y toda la información que pudiera llegar a suscribirse en el reverso), que ofrecen una lectura alterna, tan o más sugerente incluso que la que proporciona el anverso, pues lo que vemos es apenas una insinuación de la imagen.

Pero además hay aquí una reflexión sobre la fotografía como documento; tema que ha sido explorado por otros artistas, que emplean la foto fundamentalmente para registrar eventos performativos. Aquí, sin embargo, el documento está girado hacia el interior, sobre sí mismo, en lugar de hacia el exterior, para el mundo. Es un registro, digamos, pero de sus propias funciones y posibilidades.