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Para la exposición en La Virreina Centre de la Imatge, Bonillas decidió usar el Archivo J.R. Plaza para crear una obra de sitio específico. La arquitectura y el decorado del Palau de la Virreina (que todavía alcanza a adivinarse por las molduras en los techos, los relieves del patio central, las barandillas de forja, los capiteles jónicos y demás elementos ornamentales) inspiraron al artista para buscar entre las imágenes del legado familiar una, o varias, que pudieran servir para regresarle al palacio algo de su aire original.

En uno de los álbumes encontró finalmente la solución: una secuencia de imágenes en la que vemos a J.R. Plaza y su mujer, Pilar, en distintos momentos de unas vacaciones idílicas en el puerto de Acapulco. A Bonillas siempre le había llamado la atención esta serie en que sus abuelos parecen estar continuamente actuando y, en efecto, como supo después, se trata de una “fotonovela” realizada por una compañía de lavadoras que ofrecía, en la compra de una de sus máquinas, un viaje a la playa para dos personas.

Retomando el título del ensayo de Honoré de Balzac, “Fisiología del matrimonio”, donde el autor francés reflexiona sobre la economía y las relaciones de poder que se establecen, desde la luna de miel, en un matrimonio, Bonillas recurre al relato —en retrospectiva, inevitablemente satírico— protagonizado por sus abuelos, para cubrir enteramente los muros de la sala y convertir lo que fue un gancho publicitario en un vertiginoso patrón decorativo que se repite sin descanso.