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Más sobre El Paraíso es de los extraños

A aquellos hombres que, por no haber emigrado, vivían en la más cruel de las torturas, el muftí les dio el nombre de Gurabah, Extraños, remitiéndose así a la Palabra del Mensajero de Dios: “El islam ha empezado siendo extraño y seguirá siendo extraño hasta el final. El Paraíso es de los extraños”.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             Amin Maalouf, León el Africano

El Paraíso es de los extraños se configura como un proyecto abierto y en proceso (desde 1999) en el que, mediante publicaciones, cursos, talleres y exposiciones, se plantea el análisis de la construcción de la imagen del mundo árabe-islámico en Occidente. Así, el objeto de estudio no es tanto el otro como nosotros mismos, pues los procesos de definición de la identidad propia tienen lugar mediante operaciones de establecimiento de oposiciones que exigen la exclusión de aquellos elementos susceptibles de proyectar sombras, de plantear dudas sobre la imagen de su integridad ideal. La idea de Occidente es inconcebible si no en su relación excluyente, su situación exterior, con respecto a Oriente. La cultura dominante en Occidente rehúsa el reconocimiento del peso y la omnipresencia de las aportaciones árabes a su civilización. Se trata de un rechazo consciente y deliberado por parte de las élites.

El objetivo es el análisis del artefacto que ante nuestros ojos aparece como mundo árabe-islámico; de los significados (abiertos y evidentes unos, sutiles y oblicuos otros) a los que sirven de vehículo en un contexto cultural dado; desde dónde se producen esas imágenes y discursos y cómo los medios de comunicación y la industria del espectáculo crean, mantienen y explotan ese estereotipo que nos disponemos a subvertir, mediante una crítica que no rechace las potencialidades irónicas de la parodia y la caricatura, y desvelar los mecanismos de la representación colonial y neocolonialista.