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Más sobre Los Nuevos oradores y los nuevos peregrinos

Las series Los Nuevos Oradores y Los Nuevos Peregrinos pertenecen a un mismo  plano de investigación, en donde traslado las imágenes religiosas de oradores y peregrinos frente a objetos y espacios de oración, hacia la observación, contemplación, traslado y visita a espacios de arte contemporáneo.

La obras que conforman la colección del LiMAC tienen como origen, la imagen impresa de las obras originales. Es decir, que esta colección está conformada por apropiaciones de imágenes de obras que no tienen como naturaleza el ser bidimensionales necesariamente. Y que por supuesto no está en su naturaleza el tamaño en el que se le representa.

El copiar imágenes desde postales o libros, hace referencia directa a la manera como los primeros pintores occidentales andinos, al representar imágenes religiosas, utilizaban grabados traídos desde Europa, hechos a partir de esculturas sacras, esculturas que eran sagradas, ya no sólo por la imagen que representaban sino porque el mismo objeto era identificado ya como santo. Estos pintores representaban entonces, no sólo al santo sino a su naturaleza de objeto  santo, una especie de naturaleza muerta santa.

Es decir, que al apropiarse de la imagen trasladada a un grabado y vuelto a representar en pintura, el resultado final no era ya una copia, sino que daba como resultado otro objeto, otra imagen. (Eso sin señalar la influencia de la imaginería andina en el contexto occidental. )

Es esta la misma búsqueda que tienen las apropiaciones de la colección del LiMAC, el esfuerzo de tratar de abolir la distancia entre la imagen real, la imagen transferida y la imagen apropiada, dan como resultado el origen de otra imagen, que es el resultado de las tres en la experiencia del espectador.

Siguiendo con esta lectura en paralelo con la iconografía cristiana transferida, es que al incorporar al espectador a la obra, me encuentro con las pinturas del “Corpus” de la escuela Cuzqueña, en el que acompañando a las escenas de la semana santa se representa al pueblo de Cuzco que acompaña a esta celebración.

Es así como se inicia la seria “Los Nuevos Peregrinos” y “Los Nuevos Oradores”  en donde se hace alusión a la posición del espectador frente a la obra y los espacios de arte.

A estas series les acompañará una tercera llamada “ Los Donantes” en donde piezas de arte son representadas junto a sus poseedores. (Los Donantes, hace alusión a una tipología de pintura sacra y pintura retrato, en donde se retrata al donante de la obra junto con esta, en actitud de penitencia o de oración.)

Para la colección del LiMAC, que es donde mi trabajo pictórico se centra con mayor atención, me remito a la copia de obras contemporáneas. Este acto de copiar, lo he sentido siempre cercano a la manera en que las imágenes cristianas se tuvieron que copiar para llenar las nuevas iglesias en el nuevo continente. De alguna manera este trabajo vuelve a hacerse patente y se recupera con la colección del LiMAC. Siguiendo con este mismo actuar, tanto yo como espectadora junto con los espectadores en general, terminamos situándonos frente a ellas con un ánimo de hacer contacto con una verdad que a veces esquiva, y otras impenetrable.

El observar arte como un acto de fe, antes de cualquier verdad filosófica o política.

Los Nuevos Oradores y Los Nuevos Peregrinos habla de nuestra posición frente a estos objetos y estos espacios y de nuestra peregrinaje para acercarnos a ellos. Mas allá de entender o apreciar, existe un ánimo de presenciar, al menos, y es en este punto en el que el arte se acerca a la religión, al menos cuando esta es impuesta.

La imposición de una religión oficial frente a la nativa, dio lugar a que los artistas nativos utilizaran las imágenes oficiales sagradas para enmascarar la religión autóctona y seguir cultivándola de manera clandestina.

¿Hasta qué punto es también esta observación casi pagana, una consecución de esta estrategia?

Sandra Gamarra, Madrid, 2007